domingo, noviembre 11, 2007

Riohacha

Estamos saliendo de Riohacha en un bus del que Mauri desconfía, supongo que es por la charla que ha tenido con Oscar por el tabaco. Es lógico, la tensión se masca cuando alguien trata de imponer una idea sobre otro y cuando el otro promete cosas sin saber lo que ha prometido.
Esta mañana cuando la fiebre somatizada ha remitido y el canto y la sonrisa volvieron a mi boca decidí hacer una mouna, por mi y por obligar al diálogo entre genios.
Estubo todo bien, reímos en la casa de citas donde también vive gente como nosotros, artesanos, humildes artistas de la calle, huíd@s de sus lugares o vendid@s por sus padres.
Gladis tiene quince años y un corazón tan bello como profunda su mirada y blanca su sonrisa.
Una negrita linda que ya perdió un bebé el año pasado por una patada en la espalda que le dío su anterior marido de diecisiete años.
Ahora vive con un hombre de unos treinta que cela mucho por ella pero parece buen hombre, por un par de días nos hemos llamado vecinos.
Su hermana pequeña llegó a la puerta de aquel lugar a grito pelado ya con nuestras mochilas casi al hombro, aguardando las últimas caladas de un pitillo pensado.
Fue así como nos despedimos de esa linda persona, ella en el barandal y nosotros sacando el pañuelo.
Su hermana estaba de unos meses.
Pd: Nunca le preguntamos a rigoberto cuanto cobraban las chicas...
9-11-07

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